¿Por qué es tan difícil combatir la corrupción?
Antonio Ponciano Díaz
Para combatir la corrupción lo primero que debemos saber ¿qué entendemos por corrupción?
Transparencia Internacional nos proporciona, a mi parecer, una definición muy precisa y contundente “La corrupción es el abuso de un poder delegado para el beneficio propio”. Y en segundo término qué es la corrupción según los mexicanos. Tomando en cuenta estos dos referentes podremos entender por qué en México es, muy difícil, combatir la corrupción.
Olvidaba un punto crucial –la corrupción no es un fenómeno exclusivo de los agentes del Estado mexicano-, es decir, es un fenómeno que se manifiesta en diversos espacios públicos y privados.
Aclarado lo anterior, para los mexicanos la corrupción es entendida de tres maneras distintas: la corrupción de ellos, la corrupción de nosotros y la corrupción de todos.
La corrupción de ellos, es la que el pueblo mexicano refiere a los políticos, a los gobernantes (de los tres niveles de gobierno), a los sindicatos y a los poderes fácticos. Es la corrupción que más ofende e indigna. Es la corrupción que quiere combatir el actual gobierno de la 4T y por lo mismo será limitada.
La corrupción de nosotros, es la más incómoda y elusiva, no la percibimos como corrupción porque es la que nos involucra cuando nos pasamos un alto o cuando ofrecemos dinero para facilitar un tramite burocrático. La corrupción de nosotros la percibimos como un acto de justicia social o de la redistribución de la riqueza socialmente aceptable. Es la que justificamos, pero la corrupción de ellos es la que condenamos.
La corrupción de todos, es la síntesis de las dos anteriores, es la que refleja el consenso y la que se pierde en la generalización al decir: “la corrupción es un problema cultural”, “la corrupción está en nuestro ADN o la corrupción somos todos”. Justamente, la clase política quiere que pensemos que la corrupción es cultural, porque de esta manera será muy difícil combatirla.
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