𝗥𝗲𝗳𝗹𝗲𝘅𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀 𝘀𝗼𝗯𝗿𝗲 𝗲𝗹 𝘁𝗿𝗶𝘂𝗻𝗳𝗼 𝗱𝗲𝗹 𝗡𝗢 𝗲𝗻 𝗖𝗵𝗶𝗹𝗲
Raúl Abraham López Martínez
Para quienes nos identificamos políticamente con algún tipo de izquierda, el triunfo del NO a la propuesta de la nueva Constitución de Chile, nos debe de invitar a realizar una profunda reflexión sobre estos acontecimientos; considero que no es suficiente con señalar que en Chile existe una férrea derecha que tiene presencia y control de una red de empresas de medios de comunicación que se beneficiaron con la dictadura de Pinochet, tampoco es suficiente caer en el lugar común de señalar la capacidad de movilización social que tiene la derecha en ese país, estos aspectos los sabemos de sobra; me parece que es completamente necesario observar el comportamiento de ciertos grupos de “izquierda” cuya actuación contribuyó a legitimar las narrativas políticas recurrentes de la derecha lo que permitió alimentar y acrecentar las fobias que prevalecen en amplios sectores chilenos; en lo particular me refiero a una vertiente de grupos indígenas que en días previos a la consulta focalizaron sus baterías en contra del gobierno chileno, como era de esperarse los promotores del NO aprovecharon la situación para magnificar la confrontación de estos grupos en contra de Gabriel Boric, lo que permitió a la derecha propagar una estrategia comunicativa fincada en relacionar un posible triunfo del SÍ con el empoderamiento de estos “radicales” de “izquierda”.
En este contexto, es muy posible que un amplio número de personas identificadas con la izquierda, al final decidieron votar por el NO en rechazo a estos radicalismos. Visualizar esta hipótesis, implica establecer una autocrítica de izquierda en Chile y en América Latina, sería un grave error negar esta posibilidad. Distintos momentos de la historia política nos muestran la manera en que los radicales de izquierda se toman de la mano con los radicales de la derecha, ambos bloques coinciden en desplegar sus acciones por fuera de los cánones de la democracia, sus acciones alteran de manera arbitraria a un cierto consenso en las formas de participación política, al final, cuando se trata de los radicales de izquierda, como se dice coloquialmente, le hacen al caldo gordo a las élites políticas de derecha.