La aspiración de Ruiz Saldaña y las mujeres

Rodrigo Salgado Menchaca

Muy diversos columnistas y reporteros han dejado establecido con claridad -en medios locales y nacionales- que el doctor José Roberto Ruiz Saldaña, aspirante a la rectoría de la Universidad Veracruzana, no cumple con los requisitos académicos y morales para que su solicitud formal (en caso de que una vez publicada la convocatoria se atreva a quererse inscribir) sea considerada siquiera por la Junta de Gobierno.

El currículum académico del también consejero del INE no le alcanzaría ni para ganar un concurso de oposición en alguna escuela o instituto de nuestra universidad, pero tiene la desfachatez de pretender ser rector de una institución que desconoce absolutamente. Aún dejando de lado su nula producción académica, llama mucho la atención que aparezca, en una foto hecha circular en redes sociales, al lado de la Dra. Rocío Córdoba Plaza, reconocida por su labor en favor de la paz y la defensa de las mujeres violentadas y acosadas.

Y es de llamar la atención precisamente porque Ruiz Saldaña tiene pendientes con la ley sendas demandas por acoso sexual y laboral ejercido contra una de sus excolaboradoras. La Dra. Plaza ha estado muy ocupada en los últimos años en labores diversas asociadas a su trabajo en el palacio municipal de Xalapa, en donde -no está demás recordar- se dedicó a destrozar todo lo que tocó, así como a viajar por el mundo con cargo a los impuestos de los xalapeños. Tal vez dedicarse con ahínco a todo eso a lo que se ha estado dedicando le haya impedido enterarse de las cualidades morales y el estatus legal del aspirante a quien apoya, al grado de aparecer públicamente junto a él como “integrante de su equipo de campaña”.

Como quiera que fuere, su propio nivel académico (SNI 3) debería ser suficiente para informarse de la clase de aspirante a quien hoy “apoya”. Es una contradicción lógica y, sobre todo, una incongruencia moral, que quien se ha llenado la boca con palabras huecas y vanas sobre la perspectiva de género, la paz y la defensa de las banderas feministas, hoy se una servilmente a su compañero de partido en desesperada búsqueda de lo que -afortunadamente- parece inalcanzable.

La Junta de Gobierno no sólo no puede aceptar la inscripción de Ruiz Saldaña debido a su clara insuficiencia académica, sino, fundamentalmente, por tratarse de un acosador sexual y laboral, que presume gozar la protección de su partido, y cuya simple aspiración resulta ofensiva para la comunidad universitaria, para el pueblo veracruzano y para todo el pueblo mexicano que, con sus impuestos, financian la operación de la Universidad Veracruzana.

Está sólo en manos de la Junta de Gobierno evitar esta ofensa. La aspiración del doctor Ruiz Saldaña no debería ventilarse ante la Junta de Gobierno, sino ante la fiscalía especializada en delitos contra las mujeres, aunque varias mujeres lo “apoyen”. Cosas del feminismo.