Jorge Manzo Denes*

La pandemia desatada por el virus SARS-Cov-2 que provoca la enfermedad COVID-19 que aún vivimos ha desnudado aspectos de nuestra organización como sociedad. Con mucho esfuerzo y con una cuota muy alta de contagios y decesos, parece que por fin estamos viendo el final de la pesadilla gracias a las acciones preventivas, sobre todo a la administración de las vacunas. Y aquí una realidad que no debería ser para nuestro país, las vacunas vienen del extranjero, esto es, la pandemia desnudó nuestra gran dependencia que tenemos en este rubro.

A pesar de ello, académicos de la Universidad Veracruzana (UV) han realizado, y lo continúan haciendo, acciones adecuadas diversas, sin embargo, considero que a éstas no se les dio la dimensión y difusión institucional correcta. Por ejemplo, tales acciones incluyen un explorador de COVID-19 en Veracruz que nos indica de manera estatal, por municipio, los casos positivos, activos, defunciones, etc.

Una más es la participación en un proyecto internacional conocido como COVIDiSTRESS que evalúa el estrés de la población ante la pandemia, o la creación de un prototipo de robot para uso en escuelas, hospitales o edificios públicos, que mide, entre otros parámetros, la temperatura corporal. También se realizaron conferencias y publicaciones científicas originales en revistas especializadas de circulación internacional, cuyo propósito central fue apoyar con ideas novedosas el manejo de pacientes infectados a fin de reducir la tasa de mortalidad.

En resumen, esto significa que la UV tiene el talento y potencial suficientes para hacer frente a este tipo de emergencias pero, en general, la pandemia desnudó muchas de las ausencias de la actual administración, cuya estrecha visión y anquilosamiento le impidió ir más allá.

No tengo duda que la comunidad académica, científica y estudiantil de la UV tiene el talento y la capacidad suficientes para plantear propuestas orientadas a la gradual disminución de nuestra dependencia del exterior, con proyectos ambiciosos, de largo aliento, que tengan como objetivo central prepararnos para las contingencias actuales y futuras.

De algo estoy cierto, la actual pandemia se va a ir, pero en el futuro otras vendrán y tenemos que comenzar a prepararnos desde ahora.

En esa visión, el nuevo paradigma que propongo para el próximo rectorado de la Universidad Veracruzana contempla entre sus acciones estratégicas, la creación de una nueva entidad académica que cumpla con estos propósitos: un complejo multidisciplinario que integre investigación científica de frontera con la formación de profesionales especializados, capacitados para hacer frente con saberes y conocimientos de vanguardia, a todas las amenazas a nuestra salud, presentes y futuras: el Instituto de Biología y Medicina Experimental (Ibimex).

El Ibimex nos permitirá conocer a fondo la organización biológica de los microorganismos peligrosos para nuestra salud y con ello generar estrategias médicas, vacunas y medicamentos, que permitan enfrentarlos de una manera eficaz y eficiente. Así, no sólo proyectaremos a la Universidad Veracruzana, sino al estado de Veracruz, como un referente nacional con acciones que permitan fortalecer nuestro margen de independencia sanitaria.

Por supuesto que el desarrollo de una entidad como el Ibimex estaría también enfocada en el análisis y diseño de estrategias para enfrentar otros problemas de salud como la obesidad, el cáncer, la diabetes y no sólo aquellos de coyuntura.

La COVID-19 nos ha enseñado que a las contingencias sanitarias las debemos estudiar y enfrentar desde todos los frentes posibles, incluyendo el de las comorbilidades. Pero, de manera muy importante, el Ibimex también tendría un papel primordial con otras entidades orientadas a la promoción de acciones preventivas, que son las más deseables, como las actividades deportivas, ya que la ciencia ha mostrado que la práctica del deporte previene enfermedades relacionadas con alteraciones cardiacas, hipertensión arterial, cáncer, obesidad, depresión, osteoporosis, etc., además de que propicia un estado de equilibrio psicológico y de autoestima que impacta benéficamente en la persona y la hace menos vulnerable.

La UV en sus campus tiene Facultades de múltiples carreras de las ciencias de la salud y ciencias biológicas. Somos la principal formadora de profesionales en ambos campos en la región Sursureste, por lo que un encauce de este tipo puede llevarnos a ser un referente estatal y nacional. La destacada participación de la comunidad académica durante la pandemia y el prestigio y experiencia de muchas de las licenciaturas ofrece la Casa de Estudios, me permiten asegurar que un proyecto de esta envergadura no comenzará de cero. Los investigadores universitarios de diferentes áreas son un referente fundamental para tener confianza en esta nueva visión. Tenemos camino andado, muy importante, ahora es momento de consolidarlo en acciones de esa altura y que constituyen también grandes deudas que como universidad pública tenemos hacia la sociedad a la que nos debemos.

*Aspirante a la Rectoría de la Universidad Veracruzana; científico de esta casa de estudios en el campo de las neurociencias, con especialidad en el autismo; docente del Doctorado en Investigaciones Cerebrales; profesor con perfil PRODEP; miembro del Sistema Nacional de Investigadores (nivel 3) y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias. Fue Coordinador de la Maestría y Doctorado en Neuroetología, así como fundador y director del ahora Instituto de Investigaciones Cerebrales, y ha sido organizador de múltiples actividades docentes, así como conferencista en diversas instituciones. Es evaluador de proyectos Conacyt y revisor de manuscritos científicos en diversas revistas especializadas internacionales. Autor de numerosos artículos científicos nacionales e internacionales. Comentarios y sugerencias: contacto@jorgemanzo.org y jmanzo@uv.mx