Democracia e instituciones funcionales

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Daniel Adame Osorio*

Cuando hablamos de la teoría del equilibrio de Shepsle, estructuralmente inducido para que una institución funcione, ¿lo hacemos pensando en que una institución sea funcional y capaz de llegar a acuerdos a pesar de las diferencias y la falta de reglas, que se van construyendo a lo largo del camino, o nuestro análisis debe ir más a fondo para poder valorar el funcionamiento de esa institución?

Y ejemplificamos: en el caso de un Congreso, como es el estudio de caso de Shepsle, produce leyes que impactan en la vida de grupos sociales e individuos. El autor nos habla del funcionamiento de la institución y de los mecanismos de que echa mano para ser operativamente funcional y cumplir su cometido, pero eso no necesariamente redunda en que la sociedad esté satisfecha del producto de sus acuerdos, funcionamiento y resultados –las leyes mismas-.

Y lo mismo hablamos al recurrir a nuestra caracterización, que recae en una institución responsable de impartir justicia electoral, porque procedimentalmente puede ajustarse a las reglas del juego escritas –la normatividad para su funcionamiento interno- lo mismo que resolver cualquier controversia que a lo largo del camino surja.

No obstante, es igualmente valedera la interrogante en el caso de un Congreso que expide leyes: en el caso de un órgano de justicia electoral, ¿sus acuerdos internos y su equilibrio estructuralmente inducido generará resoluciones que dejarán satisfechos a los directamente afectados para bien o para mal en un proceso electoral?

En el análisis del funcionamiento de las instituciones y sus resultados, es ineludible la contextualización y la caracterización para determinar si existen teorías que pueden predecir su buena operatividad y –por nuestra parte agregamos este elemento- éxito.

Problemas como el diseño institucional, como la selección de quienes presiden las instituciones, los mecanismos de evaluación y desempeño, también explican en gran medida el funcionamiento y hasta el éxito o fracaso de una institución, pero no son planteamientos que el autor aborde, no al menos en la obra hoy utilizada para este texto.

Entendemos este tipo de estudios, como el de Shepsle, como un acercamiento tanto a la génesis como la evolución de los análisis en torno de las instituciones y no dudamos qué hay autores que nos ofrezcan por ejemplo un panorama más amplio para entender su funcionamiento, evolución, los mecanismos del desarrollo institucional y las herramientas para medir tanto el liderazgo y conducción de quienes las encabezan, sino la evaluación de sus resultados, para calificarlas de exitosas, o para reformarlas.

De la obra analizada, por nuestra parte, concluimos que el esfuerzo hecho por Shepsle y sus estudios sobre la evolución del análisis de las instituciones, su disputa con los economistas que en ciertos momentos tomaron la batuta en su estudio no precisamente enfocado desde la ciencia política, son muy útiles para comprender la necesidad del análisis de las instituciones y su impacto tanto en grupos sociales como en los individuos.

Entendemos también la valía de plantear la necesidad de separar muy claramente lo que es pensamiento político de la teoría política.
Por sobre todo, es muy valioso descubrir cómo en la evolución de la teoría de la elección racional es posible percatarse de que “De la perspectiva filosófica ha rescatado una preocupación por las instituciones como la “adhesión” que mantiene a los individuos -atomizados y egoístas-, unidos en una sociedad organizada”.

El paso dado con Shepsle ayuda a comprender por qué es importante el estudio –desde la ciencia política y no solamente desde la mirada de los economistas- de las instituciones, su funcionamiento, su impacto en los grupos sociales y los individuos.

En gran medida, trátese de la institución que sea, sólo mediante su estudio podemos partir hacia el trabajo en su perfeccionamiento y en la creación de mejores resultados para la convivencia tanto entre grupos sociales, como la plena confianza y satisfacción con las instituciones desde lo individual. La insurrección de la conciencia ciudadana libre, crítica e informada hacen de la jornada de Mayo 5, 2019 en México, una expectativa de equilibrios y contrapesos a fin de que los actores logren acuerdos no obstante sus diferencias y ser capaces de acceder a una forma de democracia con instituciones funcionales.

*Politólogo, académico, periodista.

Director Editorial: www.escenariopolitico.mx
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