Otra vez, Cátedras #CONACyT (A propósito del artículo de Ernesto Villanueva)
Dr. Erick Alfonso Galán Castro
Las poco afortunadas declaraciones del Doctor Ernesto Villanueva en su columna de hoy en Aristegui Noticias (¿Por qué el ataque sistemático de Enrique Cabrero a @Conacyt_Mx?), en relación a que, cito textual, “Lo que se hizo, en gran parte de los casos, fue atraer a doctores becados por @Conacyt_Mx afines al grupo de Cabrero que fueron insertados en distintas instituciones de educación superior”, se presenta en un momento álgido, y no abona para nada a destensar la relación entre diversos sectores académicos y la nueva administración del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.
Apenas el pasado 10 de mayo, las y los catedráticas(os) CONACyT tuvimos una reunión con la Dra. Elena Álvarez-Buylla, con la Directora Adjunta de Desarrollo Científico, Carmen de la Peza Cásares, y con el Director Operativo de Cátedras CONACyT, Diego Axel López Peláez. En dicha reunión expusimos nuestras inquietudes y dudas sobre diversos temas referentes a nuestro vínculo laboral y académico con el CONACyT, y se llegaron a varios acuerdos que buscan construir mejores condiciones para la generación de conocimientos por parte de las y los investigadoras(es) contratados mediante esta figura. El proceso para generar cambios acordes con los objetivos institucionales del gobierno de México sigue en pie, y ha ayudado mucho para encontrarnos a nosotras(os) como un grupo con el interés común de aportar nuestra preparación académica con miras hacia un mejor México.
Las acusaciones del Dr. Villanueva, investigador de la UNAM perteneciente al nivel 3 del Sistema Nacional de Investigadores, referentes a acusaciones vagas de clientelismo político, corrupción y opacidad en la elección de cuadros, son por demás perjudiciales para lograr, como él mismo dice, “cambiar la cultura de privilegio que dio vida Enrique Cabrero” en CONACyT. Y fueron aún peores los comentarios hechos desde su cuenta personal de twitter, donde no bajó a las y los catedráticas(os) que respondieron a su artículo de ignorantes legales por denunciar que sus dichos son difamatorios cuando esta categoría dejó de ser considerada delito hacia 2006 (yo soy de estos últimos y acepto lo que me toca), así como de quedarnos cruzados de brazos ante la corrupción que denuncia en su nota. Lo que me parece antiético es que genere juicios generalizadores sin mostrar referentes empíricos confiables, lesionando la integridad moral de 1508 catedráticos al hablar de “gran parte de los casos”.
Del mismo modo, es necesario decir las cosas con la evidencia en la mano: los dichos del Doctor Villanueva evidencian su desconocimiento del proceso de selección y contratación que pasaron las y los catedráticas(os) CONACyT hasta su actual status laboral. Dice que “gran parte” de catedráticas y catedráticos forman parte del grupo de poder de Enrique Cabrero, pero finalmente las ternas para seleccionar a los investigadores que serían contratados después por CONACyT fueron realizadas por las Instituciones Beneficiadas. Además, como servidoras(es) públicas(os), realizamos una declaración de conflicto de intereses que puede ser revisada en el portal de la Secretaría de la Función Pública correspondiente –ahí se podrá saber quién es, o no, cuate de Cabrero-, y habemos bastantes catedráticas y catedráticos que ni siquiera conocemos personalmente al Dr. Cabrero (en mi caso personal, ni siquiera asistí a la bienvenida que se dio a la generación 2018 en la Academia Mexicana de la Ciencias porque, fíjese usted Doctor, no tenía recursos para moverme fuera de mi ciudad natal; llegué a mi institución receptora luego de un préstamo hecho por mi familia).
Lejos de fomentar el enrarecimiento de las relaciones entre catedráticxs CONACyT y el propio consejo, la mejor forma de conocer lo que hacemos es invitarlos a acercarse a nosotrxs. Hablo a título personal, pero creo que muchas y muchos colegas tenemos muchas ganas de que la ciudadanía se acerque a observar nuestro trabajo, nuestros aportes. Les podemos hablar de nuestras experiencias de investigación, de nuestras condiciones de trabajo investigativo, pero también de nuestros hallazgos, del impacto que dejamos tanto en los indicadores de productividad como en nuestras instituciones receptoras. De cómo tratamos de apoyar a nuestras y nuestros alumnxs, de cómo han generado cambios en sus propios proyectos de investigación a partir de las diversas sugerencias que hacemos a sus trabajos. Incluso, yo personalmente invito a Ernesto Villanueva a acercarse a nuestro proyecto en Acapulco, Guerrero. Enterremos el hacha y hablemos de colega a colega.
Doctor Villanueva: hablemos de ciencia, no de política.