El vértigo de la modernidad: 2020 un año fatídico

Antonio Ponciano Díaz

Futurólogos, desde la década de los 90´s, advertían que el siglo XXI estaría caracterizado por la incertidumbre y los avances científicos en la inteligencia artificial, la neurociencia, la física cuántica, la nanotecnología, la genética, la biología molecular, la aceleración en el cambio climático etcétera, etcétera. Muy pocos científicos pronosticaron la aparición de un virus que nos traería tanto dolor, sufrimiento y muerte. Que nos sumiría en una crisis inimaginable en lo económico, en el sistema de salud, en lo social, en la educación, en el trabajo y en la forma de comunicarnos.

Los seres humanos, en términos generales, caminábamos por las calles con un dejo de soberbia y poderío. Los nacidos en las décadas de los 40´s, 50´s hasta los 90´s pertenecíamos a las generaciones más privilegiadas de toda la historia de la humanidad y pensábamos que así seríamos para siempre. El esplendor de nuestra civilización estaba al alcance de nuestras manos. El homo sapiens simple y sencillamente se sentía como un Dios.

Los futurólogos no se equivocaron en repetir, insistentemente, que el nuevo milenio estaría caracterizado por la incertidumbre debido a la velocidad con la que se sucederían grandes cambios y transformaciones propiciadas por los descubrimientos en la ciencia y en la tecnología. La información fluiría a gran velocidad, en tiempo real, a través del Internet y redes sociales. Nunca imaginamos que no sabríamos qué hacer con tanta información disponible y la gran mayoría de esta información la convertiríamos en Fakes News.

Aún no nos hemos percatado que este fenómeno comunicacional está operando en nuestra contra porque nos enfrentamos a la paradoja de un mundo virtual y real a la vez. Este fenómeno ahonda nuestro entorno de un ambiente de más incertidumbre.

Nuestras vidas se encuentran en medio de un bucle del tiempo, es decir, estamos viviendo encerrados sobre nuestras propias historias y eso nos genera más incertidumbre y un vértigo que no sabemos a dónde nos lleva. Esta es la modernidad del siglo XXI y que se nos vino a estrellar en la cara en el 2020. 

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