El “Realismo Mágico” del Nuevo CONACYT
Por Adriana Reynaud M.
Desde que la llamada “cuarta transformación” llegó al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, de la mano de su nueva directora, María Elena Alvarez -Buylla , muchos investigadores nos estamos sintiendo como si viviéramos en la “Dimensión Desconocida”.
El famoso programa de televisión “The Twilight Zone” que ha tenido varias versiones desde su primera aparición a principios de los años 60´s me viene a la mente en el momento en que pienso en la serie de eventos, situaciones, cambios organizacionales, polémicas y demás sucesos que han ocurrido desde entonces a la fecha y que no puedo catalogar de otra manera sino como extraños y surrealistas.
Creo que no es solamente mi apreciación, dado que muchos de mis compañeros investigadores, Catedráticos Conacyt, hemos intercambiado opiniones y perspectivas ante lo que a nuestro parecer es una serie de desiciones y acciones raras, confusas y en muchas ocasiones molesta , ya que lo que ha estado sucediendo hasta la fecha nos ha generado desde preocupaciones, pasando por la sorpresa, risa, enojo, tristeza y en general, la sensación de estar viviendo el más puro realismo mágico, pero esta vez aplicado a la ciencia, ámbito en el que jamás creímos que podría verse materializada una expresión de dicho movimiento literario-artístico.
Aunque finalmente, el efecto mayor que en nosotros los jóvenes investigadores parece haber tenido toda esta serie de cambios es una sensación de incertidumbre y de distracción. Muchos comentamos (por medio de las redes sociales que afortunadamente nos permiten no sólo compartir puntos de vista sino incluso establecer redes de colaboración entre investigadores con líneas de investigación afines) de nuestros problemas para conciliar el sueño ya que cuando no estamos trabajando a marchas forzadas (sin, de hecho, dormir o comer) para publicar los resultados de nuestras investigaciones apresuradamente (por el temor a que nuestras próximas evaluaciones no sean satisfactorias para los antiguos y/o nuevos estándares de los comités evaluadores de nuestras Instituciones Receptoras, del Conacyt y del Sistema Nacional de Investigadores) estamos tratando de mantener la calma, el optimismo y lograr el descanso que nos lleve al estado “Zen” en el cual podamos enfocarnos disciplinadamente en nuestros proyectos científicos y en nuestras metas profesionales día tras día, ya que como investigadores sabemos que la labor científica requiere de una extrema concentración para poder llevarse a cabo de la manera adecuada, en la cual verdaderamente nuestros resultados tengan el atributo “de frontera”, tan aludido últimamente y tan necesario para verdaderamente estar generando conocimiento aplicable a corto y/o mediano plazo en nuestro país y en el resto del mundo.
Del mencionado estado “Zen” nos apartan varias cuestiones, algunas, como la burocracia, manifestada como el incontable número de trámites, formatos, reportes, capturas y demás que tenemos que estar cumplimentando constantemente ante nuestras instituciones, el Conacyt, el SNI y en general la federación dada nuestra categoría de servidores públicos. Dicha serie interminable de trámites burocráticos es capaz de exasperar a cualquiera y quitarle por un buen rato toda motivación y apasionamiento por la ciencia al pensar que nuestra bella labor de indagación y búsqueda de respuestas en el universo, así como la no menos bella labor docente y de dirección de tesis, que nos inspiran a transmitir dicha motivación y apasionamiento a las nuevas generaciones, se ven opacadas por el engorroso llenado de papeles, formatos en línea, etc…. Digamos que estamos acostumbrados a eso, y la cuarta transformación dentro del Conacyt no ha abonado nada bueno en ese sentido, si bien no podemos decir que ha aumentado o se ha complicado la tramitología científica (y no estoy muy segura de que no haya sido así), tampoco podemos decir que ha disminuido, pero como diría “la nana Goya”: ” Esa… es otra historia”.
El punto aquí es otro: Quizás es la incertidumbre a perder el trabajo que con tanto esfuerzo hemos logrado (que no los privilegios, ya que no consideramos un privilegio estar trabajando en condiciones precarias de recursos limitados, sin la seguridad de tener una adscripción permanente o de base como la tienen los otros investigadores con los que colaboramos y/o compartimos espacios en nuestras instituciones receptoras, por mencionar sólo un punto de no-privilegio de los tantos que nos atañen) pero aún más que dicha incertidumbre es el desconcierto que existe al estar presenciando toda esta serie de cambios tan por llamarles de alguna manera “pintorescos”, empezando por contrataciones de personal falto de la preparación y la experiencia en ciencia y tecnología que su puesto requiere en calidad de altos funcionarios del Conacyt, pasando por recortes al Programa Nacional de Ciencia , Tecnología e Innovación, recortes al mismo Conacyt (impensable de parte de una administración pública que pretende que México progrese, el recortar presupuesto en Ciencia, en Tecnología, por ende, en educación y en competitividad internacional y autosuficiencia tecnológica), retiro de apoyos a la Olimpiada de Matemáticas, por mencionar algunas raras acciones directamente decididas por la nueva dirección del Conacyt.
Sin embargo, yo me atrevo a decir que más que la incertidumbre, estamos viviendo ya una situación de desprecio hacia nuestra labor. Hay un sentimiento generalizado en la comunidad académica y muy en particular entre los Catedráticos Conacyt que puede ser definido de dicha manera: Nos sentimos despreciados, humillados y burlados. Sentimos que nuestro amor a México y a la ciencia está siendo menospreciado.
Para no hacer una enumeración exhaustiva, por cuestiones de espacio y tiempo, ya que no únicamente hemos de perder horas de sueño en manifestar nuestras inconformidades, molestias y ¿por qué no decirlo? sorpresas…. sino, obviamente, también en trabajar en nuestra labor investigativa, de redacción científica, docente, etc…..baste mencionar, de la lista de sucesos surrealistas de los cuales llevamos la cuenta, el barullo que se originó y propagó con el famoso “memorándum de medidas de austeridad para la administración pública”, emitido el día 3 de mayo de 2019 y aclarado por la Directora de Conacyt el 4 de junio, puntualizando que únicamente los altos mandos de las instituciones, universidades y centros de investigación debían solicitar permiso para salir del país en viajes académicos, pero que, durante los días que transcurrieron entre la publicación del memorándum y la posterior aclaración de la directora del Conacyt, generó una profunda sensación de coerción, atentado a la libertad de investigación e incluso a la libertad personal, a tal grado que muchos experimentamos la sensación de estar en otro país y no en nuestro acostumbradamente libre, tal vez lleno de problemas sociales y económicos, pero libre, México. Una vez más sentimos que estábamos soñando y el sueño no era precisamente agradable.
Y para finalizar esta corta enumeración de sucesos surrealistas y con ella este escrito en el que pretendo más que nada expresar la perspectiva que compartimos algunos jóvenes investigadores respecto a los recientes cambios en el Conacyt, me permito citar la más reciente “sorpresita”: la Convocatoria 2019-1, Programa de Apoyos para Actvidades Científicas, Tecnológicas y de Innovación, reientemente publicada. Dicha convocatoria no está firmada al final del texto por un funcionario de Conacyt en específico sino únicamente por la Dirección Adjunta de Desarrollo Tecnológico e Innovación. Se menciona en el cuerpo del documento, dentro de una tabla presentada en el numeral III. “Calendario de Presentación de Propuestas”, la fecha de Publicación de la Convocatoria: 17 de Junio de 2019 (aunque , como ya mencioné, en la parte final, en la que usualmente se firma y fecha la convocatoria no aparecen estos datos). Se menciona en dicha tabla la fecha de “Cierre de presentación de propuestas”: ¡21 de junio de 2019! Si se continúa leyendo el calendario, se advierte que no se trata de un error, sino de una muy mala organización-logística o ya, de plano, de una mala broma con la ya acostumbrada característica surrealista de esta nueva administración: La fecha en la que inicia el proceso de evaluación de las propuestas, es el día 24 de junio de 2019, eso no deja lugar a dudas de que el intervalo que le dejan a los investigadores e insituciones para presentar las propuestas es de únicamente ¡5 días! Si consideramos el día 17 para leer la convocatoria y evaluar si un proyecto que tenemos en mente cumple con los requisitos y el día 21 de junio como el día límite para capturar la información del proyecto en la plataforma de Conacyt, son en realidad 3 días los que se tienen como plazo.
Imposible poner a punto una propuesta, redactada en forma adecuada, imposible en ese tiempo recopilar la documentación requerida, a menos que ya se tenga todo preparado con anterioridad. Esto deja qué pensar, y para un pensador suspicaz puede resultar en la idea de propuestas ya favorecidas “a modo” desde antes de que las convocatorias sean emitidas. Si no queremos ser suspicaces y damos al Conacyt el beneficio de la duda, no deja de sentirse como una humillación la manera como se presenta esta convocatoria, da la sensación de que los tiempos se acomodaron con apresuramiento, de manera exprés para justificar en un momento dado que la convocatoria sí fue emitida, y en el mejor o peor de los casos, según como se considere qué tan grave es la incompetencia en un organismo como el nuevo Conacyt, revela una total incompetencia y pésima organización de los encargados de dicha comvocatoria. La citada convocatoria no establece montos otorgables, lo cual abona aún más a la confusión y al sentimiento de realismo mágico en la presente administración del Conacyt. Un compañero Catedrático Conacyt se comunicó telefónicamente para preguntar sus múltiples dudas y tratar de aclarar su confusión y el mismo personal de Conacyt no supo explicar la convocatoria. Más surrealismo, más desconcierto, más pensar que los investigadores tenemos que rogar, ahora no sólo rogar recursos, sino rogar convocatorias claras e incluso: ¡rogar tiempo! Y bueno…. éste fue otro capítulo más de la “Dimensión Desconocida” (made in México)
Cabe mencionar que, de acuerdo a la Ley Federal del Trabajo, se debe de otorgar el finiquito y fondo de ahorro al terminar la relación laboral.
No ha sido así en varios casos de Catedráticos, que siguen esperando ambos montos a más de tres meses de estar fuera de CONACYT.
La excusa que dan es que ‘así son sus procedimientos’