COVID-19 #México Cuarentena y autoritarismos subnacionales

Dr. Erick Galán Castro

El texto de Edward Gibson sobre el denominado control de límites es muy importante para entender una dinámica que en estos momentos muestra las tensiones entre gobiernos locales y el gobierno federal para enfrentar la pandemia de COVID-19. En este texto, el autor afirma que históricamente se han conformado relaciones de poder a nivel subnacional en la cual los gobiernos provinciales (municipal, estatal, en la lógica federativa mexicana) afianzan su influencia en la medida que pueda “localizar” (es decir, mantener dentro de sus límites territoriales y procedimentales) los alcances de los conflictos políticos. Gibson nos dice que “En el autoritarismo subnacional, la continuidad y el cambio no son producto solamente de causas locales, sino también de las interacciones entre la política provincial y el sistema territorial nacional en el que está inmersa” (Gibson, 2007: 165).

La propagación del coronavirus SARS-CoV19 en México da inicio el día 28 de febrero en la Ciudad de México. Ante este inminente escenario, Hugo López Gatell, subsecretario de prevención y promoción de la salud de la Secretaría de Salud Federal, manifiesta que un equipo de especialistas (epidemiólogos, expertos en salud pública, investigadores y funcionarios de alto nivel) habían previsto la llegada del virus a nuestro país, y paulatinamente comienza la implementación de una serie de estrategias para la contención y mitigación del contagio.

Para el día 24 de marzo de 2020, al declararse oficialmente la fase 2 de emergencia epidemiológica, se suspenden las actividades no esenciales en nuestro país, con lo que las empresas de tipo turístico, transformación, ventas de bienes no alimenticios, entre otras, cierran sus puertas.

Desde el 20 de marzo, y provisionalmente hasta el 30 de mayo, se ha puesto en marcha la llamada “Jornada Nacional de Sana Distancia”, que se ha alternado con comunicados diarios que han dado una gran presencia pública al subsecretario López Gatell; esto por la constante comunicación de cifras de contagios, muertes, negativos, y aclaraciones sobre preguntas formuladas por periodistas y otros actores públicos.

En ese contexto, y acompañando dichas acciones, los gobiernos estatales han hecho sus propios conteos de casos, así como también han formulado diversas acciones para contener los contagios y resguardar a la población. Es en este ámbito donde podemos ubicar las tensiones entre los poderes locales y el ejecutivo federal.

Si bien estas tensiones son la continuación de los conflictos ya dados entre los gobernadores y el ejecutivo federal, que con el cambio de administración trajo una serie de disposiciones que rompían con una creciente influencia parroquial por parte de los ejecutivos locales para disponer a discreción de recursos financieros y políticos, su expresión actual se da de tal manera que las autoridades locales buscan 1) deslegitimar al gobierno federal en el conteo de datos, 2) aunado a ello, quitar credibilidad a la estrategia seguida por la federación (sea por ser bastante laxa o bastante estricta, y 3) erigirse ante la opinión pública como gobiernos más responsables que el federal.

En ese sentido, tenemos por lo menos tres modelos de acción política seguidos por los gobernadores en relación con la estrategia federal:

a) El aislacionismo radical, como el que ha sugerido Enrique Alfaro, gobernador de Jalisco, quien ha deslegitimado la estrategia del gobierno federal al culparlo de una mayor movilidad dentro del país. Por ello, el día domingo 19 de abril decretó medidas que suponen la sanción inmediata de las y los ciudadanos que violen la cuarentena, con penas que van desde la sanción administrativa hasta las 36 horas de reclusión.

b) Una defensa del empresariado golpeado por la cuarentena, expresada en la fórmula que han expuesto gobernadores como Jaime Bonilla (BCN) y Jaime Rodríguez (Nuevo León): “el remedio no puede ser peor que la enfermedad”. Han recriminado al gobierno federal no solo la falta de transparencia de las cifras, sino también la obligatoriedad del cierre de empresas no esenciales. Esto ha sido la base de decisiones como la que el viernes 24 de abril habrá de dar a conocer El Bronco en relación a un paulatino regreso a las actividades económicas normales (a pesar de que López Gatell ha advertido de un incierto panorama en relación al fin de la cuarentena).

c) Un apoyo relativo a la estrategia nacional, seguida tanto por gobernadores emanados de MORENA (Veracruz, Ciudad de México, entre otros, salvo Baja California) y por algunos gobiernos priístas (Guerrero, Hidalgo). Se han seguido las recomendaciones dadas por López Gatell, no ha habido cuestionamientos a las cifras oficiales, y se ha mostrado mayor cooperación con las indicaciones dadas desde Palacio Nacional.

En este sentido, entramos a la fase 3 en un escenario político crispado, donde no solo tenemos un momento crítico desatado por la situación internacional (como el desarrollo mismo de la pandemia a nivel mundial o la estrepitosa caída del petróleo en días recientes), sino también una guerra entre el gobierno federal y un grupo de gobiernos estatales, que puede ser el escenario previo de unas elecciones intermedias en 2021 muy ríspidas y con resultados posiblemente menos alegres para MORENA y para el propio presidente.

Bibliografía:
Gibson, E. 2007. “Control de límites: Autoritarismo subnacional en países democráticos”. Desarrollo Económico. Vol 47 (186): pp. 163-191.

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