El colapso de la democracia

Por Antonio Ponciano Díaz

En el inicio del 2019 hay dos acontecimientos que despiertan mi curiosidad. El primero, la conmemoración de los 100 años de la conferencia dictada por Max Weber sobre “La política como vocación” y; el segundo, la reunión anual del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza. La cuestión es que en la reunión de Davos se abordó, como una especie de expiación de la conciencia, que los hijos heredan más que nada la riqueza y pobreza de los padres. No hay movilidad social. Y, Weber, desde hace 100 años señaló que el político debe tener vocación y un equilibrio psicológico para ejercer el poder. Estos factores, tal vez, sean los causantes del colapso de la democracia en el mundo. Analicemos el por qué.

Max Weber, en el contenido de su conferencia dictada en 1919, refería que habría que describir el perfil psicológico adecuado para ser político y darlo a conocer. Desde aquel entonces ya advertía del enorme peligro que corrían o corren los Estado-nación (aún vigente) al tener como gobernantes a políticos con posibles desequilibrios psicológicos. Entendía que la política es la conducción o dirección de un Estado para influir en la distribución del poder.

Coincidía con lo expresado por Trotsky “Todo Estado está fundado en la violencia”, para Weber, el Estado es la única fuente del derecho a la violencia. Sin este ejercicio estaríamos frente a la anarquía. Por ello estimo, que incorporó la necesidad del perfil psicológico del político. Ejercer la conducción de un Estado requiere, mesura, prudencia, raciocinio y equilibrio emocional, de lo contrario estaríamos frente a la autarquía o tiranía del gobernante.

En la actualidad estamos siendo gobernados por políticos dignos de un estudio, ya no digamos, psicológico sino psiquiátrico. Los tenemos, megalómanos, autócratas, tiranos, dictadores, despóticos, cínicos, mentirosos, sátrapas o bien que abusan del poder y se hacen multimillonarios de la noche a la mañana; invariablemente, abanderan un discurso democrático, pero no son demócratas. Este tipo de políticos, con su comportamiento, son los causantes del colapso de las democracias en el mundo.

En la conferencia de Davos hay una especie de “expiación de la conciencia” y por enésima vez se vuelve a tratar discursivamente la creciente brecha entre los pobres y los ricos privilegiados. La realidad es que cada día, es cierto, los ricos son más ricos y los pobres son más pobres, baste citar un dato duro, el año pasado 26 personas poseían la misma riqueza que 3, 800 millones de personas. El tema de fondo es que muchas de estas grandes fortunas se han generado a base de actos de corrupción.

Este entorno, de políticos sin vocación y disparidad entre ricos corruptos y pobres necesitados, constituyan un ingrediente idóneo, para que los Estados democráticos no estén dado los resultados esperados por toda la sociedad. Es decir, esta forma de gobierno, simplemente, no ha traído bienestar a la mayoría de la gente, pero eso sí, la brecha entre ricos y pobres es cada día más grande.

Todo parece indicar que hay una conspiración entre políticos corruptos y de los hombres más ricos del mundo, para colapsar la democracia.

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