La Exfábrica de San Bruno en Xalapa, Veracruz: entre la participación ciudadana y la ausencia de políticas públicas
María Elena Roca Guzmán*
La fábrica de San Bruno desarrollaba sus actividades en el barrio del mismo nombre de la ciudad de Xalapa, Veracruz (México) desde finales del siglo XIX hasta la última década del XX, período en el que dejó de producir textiles y cerró frente a la imposibilidad de competir en el nuevo escenario mercantil. Actualmente, el espacio que la alberga, lo que eran sus instalaciones, construcciones de ambos períodos y trescientos metros de áreas verdes, corresponde a dos hectáreas que se encuentran embargadas por la Secretaria de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
El proceso legal que puede hacer posible la comercialización del área que alberga a la exfábrica se encuentra detenido. Los vecinos, señalan que la razón es debido a una invasión (en una esquina se encuentra una vivienda), también, comentaron que quizás se debe a que la Secretaría de Hacienda desea evitar una confrontación política con grupos que realizan trabajo comunitario en ese espacio.
Las instancias gubernamentales de Veracruz se han mantenido al margen, tanto, del proceso legal del espacio, como del trabajo comunitario que se desarrolla en éste, salvo casos eventuales.
Por su parte, en distintas asambleas, vecinos han sugerido que el espacio forme parte de los bienes municipales y de esta forma asegurar que los colectivos puedan hacer uso del lugar.
En el año del 2013, personas que habitan cerca de la exfábrica de San Bruno, con la intención de evitar su comercialización se organizaron en un frente ciudadano. Su acción se debió en gran medida a los múltiples significados que guarda este inmueble para ellos, debido a distintos procesos sociales e históricos que se desarrollaron en su interior; por ejemplo, en algunos casos familiares de los vecinos trabajaron como obreros en la exfábrica, otros más, atesoran la memoria de los obreros asesinados el 28 de Agosto de 1924 quienes luchaban por sus derechos laborales.
Lo que parecía una identidad grupal sólida entre los vecinos de San Bruno, el frente de defensa de la exfábrica a los pocos días de actividades se fragmentó. Las diferencias que afloraron, básicamente se debieron a las diferencias en las estrategias que debían de realizar “para salvar” ese legado.
En una asamblea, luego de algunos dimes y diretes se dividieron en dos grupos, ambos, durante seis años han trabajado de manera distinta. Así están, los que se denominan ellos mismos como “los buenos” por ser sectarios y porque emprenden actividades buscando los vínculos institucionales de forma exterior al inmueble. El otro contingente, se articuló con colectivos, diversos sectores sociales y tomó posesión del área para organizar actividades deportivas y culturales que han tenido como objetivo prioritario el beneficio social.
Entre los vecinos que tomaron posesión del inmueble, también, se encuentra una minoría que ha puesto en evidencia que lo suyo son los intereses económicos individuales, tal es, el caso de un empresario que ocupa uno de los espacios más significativos del lugar, por estar techado y debido a las dimensiones que tiene, en donde cada semana presentan un espectáculo de lucha libre. El área ha sido restringida a los visitantes y la publicidad en sus muros, anuncia: Luchas libres y algo más… Lo que invita a diversas interpretaciones.
En algunos periodos ha sido visible que el ingreso recaudado por el futbol, danzas, escenografías y las luchas libres, en gran medida se ha empleado en la limpieza y mantenimiento del espacio, sin embargo, en el momento actual, es visible el deterioro, el daño a las paredes; y los grafitis y pintas que dañan las edificaciones del siglo XIX.
Una cooperativa y la autogestión
La estética del lugar, su historia, las áreas verdes, la maleza, plantas parásitas enlazadas a su majestuosa estructura, le confieren distintos atractivos y posibilidades, lo que ha propiciado múltiples presencias, además, de la más recurrente que es la de los vecinos del lugar, se añade la asistencia de jóvenes universitarios que participan en distintas actividades.
Actualmente, existe una cooperativa que fue implementada a través del trabajo de un grupo de futuros sociólogos, que se encuentra por egresar de la carrera. Leonardo Chávez Falcón, es el presidente y administrador de la agrupación. Al ser entrevistado, enunció los beneficios de la autogestión, es visible su formación e interés, los que tiene como referencia, seis años de presencia en el lugar.
Leonardo, también, destacó las posibilidades del programa federal Jóvenes Construyendo Futuro como una opción en esa área considerada como Patrimonio Cultural porque desde su perspectiva, propicias posibilidades de crecimiento profesional y de autonomía individual. Explicó que a través de sus gestiones logró contactar al departamento jurídico del municipio y ofreció hacerse cargo de los trámites legales del lugar. En una parte de la entrevista, aparecieron un grupo de personas, los que al escuchar las últimas palabras del universitario, agregaron que los gobernantes solamente prometen, al igual que los distintos actores políticos, cuando acuden a San Bruno durante las campañas, pero, que no desarrollan ninguna acción concreta.
Al cuestionar a las personas que se integraron al diálogo, sobre la forma que en la exfábrica, se han involucrado las instituciones que en los distintos niveles de gobierno desarrollan investigación y trabajo cultural, mencionaron que éstas no les han dado ningún apoyo, ni seguimiento alguno. Al preguntarles sobre la presencia del alcalde de Xalapa en el lugar, encogieron los hombros y se miraron entre sí con gestos burlones, al tiempo, que mencionaron que Hipólito Rodríguez –en diversos momentos les ha dicho que sus ausencias se deben a que la exfábrica se encuentra llena de Zetas-
A manera de colofón
La exfábrica de San Bruno, por sus implicaciones culturales e históricas guarda relación con la identidad de quienes habitan en el barrio del mismo nombre es un patrimonio cultural con implicaciones universales. Sus significados como legado histórico y cultural justifican la necesidad de su resguardo por parte de la institución facultada para eso, el INAH, sin transgredir la organización vecinal. La circunstancia en la que se encuentra este espacio, su estructura y áreas naturales ponen en evidencia que las autoridades del Ayuntamiento de Xalapa y del gobierno de Veracruz deben estar más al pendientes del lugar y hacerse cargo de su situación jurídica, para que pase a formar parte de los bienes del Ayuntamiento.
También, es necesario vincular proyectos de investigación en torno al espacio sociocultural de la exfábrica de San Bruno.
Aunado a lo anterior, en el caso de la implementación de programas de gobierno, a nivel federal o estatal, se contaría con la posibilidad de que jóvenes profesionistas o en busca de empleo, participen en las actividades culturales y de esta manera obtengan una remuneración económica.
*Antropóloga, reportera, docente universitaria y exploradora de realidades