HDI Seguros México: Neocolonialismo empresarial, cuando el cliente mexicano es rehén de capital alemán
Derivado de la publicación “HDI Seguros: la filial alemana que acumula quejas por seguros de autos en México”, difundida recientemente por esta revista digital independiente Voz Universitaria, recibimos el testimonio de un ciudadano afectado que nos solicitó hacer público su caso. Después de revisar cuidadosamente la documentación y los antecedentes del siniestro, concluimos que este relato no solo ilustra las malas prácticas de atención al cliente por parte de HDI Seguros, sino que constituye un ejemplo preocupante de prácticas empresariales que podrían calificarse como neocoloniales, dada la falta de respeto hacia los consumidores mexicanos por parte de una aseguradora de capital alemán.

Redacción: Revista Digital Independiente Voz Universitaria
Cuernavaca, Morelos – Junio de 2025
*HDI Seguros: tres meses de silencio, trabas y negligencia
Derivado de la publicación “HDI Seguros: la filial alemana que acumula quejas por seguros de autos en México”, difundida recientemente por esta revista digital independiente Voz Universitaria, recibimos el testimonio de un ciudadano afectado que nos solicitó hacer público su caso. Después de revisar cuidadosamente la documentación y los antecedentes del siniestro, concluimos que este relato no solo ilustra las malas prácticas de atención al cliente por parte de HDI Seguros, sino que constituye un ejemplo preocupante de prácticas empresariales que podrían calificarse como neocoloniales, dada la falta de respeto hacia los consumidores mexicanos por parte de una aseguradora de capital alemán cuyo principal accionista es el grupo Talanx.
Una cronología de la afectación
4 de marzo de 2025. Ocurre el accidente automovilístico. El asegurado, actuando conforme a lo establecido en su póliza, reporta de inmediato el siniestro. El ajustador de HDI le informa que el traslado del vehículo al taller dependerá de que la empresa liquide el servicio de grúa subcontratado. Esta condición no está contemplada en el contrato, y representa el primer obstáculo burocrático. El vehículo permanece sin ser movido durante más de 15 días.
20 de abril de 2025. El asegurado envía un primer correo formal a HDI solicitando información clara sobre el monto del deducible y la fecha estimada de inicio de reparación. No obtiene respuesta.
21 de abril de 2025. De manera informal, personal externo a la aseguradora comunica el monto del deducible pendiente. Ese mismo día, el asegurado realiza el pago correspondiente, con la intención de evitar más retrasos. Hasta la fecha, HDI no ha emitido constancia escrita del cobro ni del inicio formal del proceso de reparación.
12 de mayo de 2025. Ante el silencio persistente, el afectado reitera la solicitud mediante un segundo correo. Tampoco hay respuesta.
3 de junio de 2025. Personal del taller —no la aseguradora— informa de forma verbal que los trabajos de reparación comenzarán ese día. Hasta el momento de esta publicación, HDI no ha emitido ninguna comunicación oficial ni resolución escrita con la parte afectada.
12 de junio de 2025. El afectado todavía no recibe comunicación formal sobre el tiempo estimado para la entrega de su automóvil.
Durante más de tres meses, el afectado ha tenido que solventar por cuenta propia los costos derivados de la falta de respuesta de HDI: el pago de taxis, servido de Uber, y otro tipo de transporte público, enfrentando incomodidades de todo tipo, él y su familia; cancelación de actividades personales y laborales, así como el desgaste que implica el exigir la reparación de su vehículo. Esta situación no sólo genera incomodidades, sino que podría revelar una práctica sistemática de la aseguradora: trasladar sus propios costos operativos al usuario asegurado.
Al demorar los procesos, evadir la comunicación formal y escudarse en mecanismos internos de subcontratación, HDI prioriza su flujo financiero a costa del bienestar del cliente. Esta lógica empresarial —repetida en numerosos casos documentados— contradice el principio de buena fe que debe regir en el contrato de seguro y convierte al consumidor en rehén de una estructura diseñada para dilatar, confundir y desmovilizar.
Un patrón de desprecio institucionalizado
Este caso no es aislado. Es posible que coincida con cientos de testimonios que dan cuenta de una cultura corporativa que opera bajo lógicas de dilación, evasión y desgaste psicológico, donde el incumplimiento de tiempos, la ausencia de respuestas y la ambigüedad deliberada se convierten en mecanismos sistemáticos para eludir responsabilidades.
La falta de respuesta formal a comunicaciones documentadas, incluso después de casi tres meses, constituye una probable violación al principio de trato digno previsto en la Ley de Protección y Defensa al Usuario de Servicios Financieros (LPDUSF), así como a las prácticas mínimas de ética empresarial.
Más que una queja: un caso emblemático
Este relato pone rostro a una situación que viven miles de asegurados en México, pero también plantea preguntas de fondo sobre el modelo de negocio que empresas extranjeras, como HDI, implementan en nuestro país. ¿Por qué las autoridades del gobierno mexicano y del gobierno alemán permiten estas prácticas? ¿Qué herramientas tienen los usuarios cuando los mecanismos institucionales no funcionan?
En un país que avanza hacia la transformación de sus instituciones, no puede haber justicia social sin justicia financiera. Mientras tanto, historias como la aquí documentada seguirán exponiendo las grietas de un sistema que —por omisión o complicidad— permite que el abuso comercial se normalice.
Durante más de tres meses, el afectado ha tenido que solventar por cuenta propia los costos derivados de la falta de respuesta de HDI: uso de transporte alternativo, cancelación de actividades personales y laborales, así como trámites extra para exigir la reparación de su vehículo. Esta situación no sólo genera incomodidades, sino que revela una práctica sistemática de la aseguradora: trasladar sus propios costos operativos al usuario asegurado.
Al demorar los procesos, evadir la comunicación formal y escudarse en mecanismos internos de subcontratación, HDI prioriza su flujo financiero a costa del bienestar del cliente. Esta lógica empresarial —repetida en numerosos casos documentados— contradice el principio de buena fe que debe regir en el contrato de seguro y convierte al consumidor en rehén de una estructura diseñada para dilatar, confundir y desmovilizar.
Este caso permanece abierto. Desde esta redacción continuaremos dando seguimiento y visibilidad a las historias de personas afectadas por malas prácticas en el sector asegurador. Reiteramos nuestro compromiso con la justicia financiera y con el derecho de los ciudadanos a exigir un trato digno, transparente y legal por parte de quienes dicen proteger su patrimonio.
¿También fuiste afectado por HDI Seguros?
En Voz Universitaria creemos en el poder de la denuncia ciudadana y el periodismo independiente como herramientas de defensa frente al abuso corporativo. Si has sufrido irregularidades, demoras, evasivas o negligencia por parte de esta aseguradora, te invitamos a compartir tu testimonio con nosotros. Escríbenos a través de nuestras redes sociales o al correo electrónico de la revista. Tu voz cuenta, y juntos podemos exhibir estas prácticas para exigir justicia financiera. https://www.facebook.com/VozUniversitariaDigital raul@vozuniversitaria.org.mx