Este es mi regalo de Navidad ¿Sí, para ti es?
Antonio Ponciano Díaz
Ha sido un año muy duro. El dolor, la tristeza, la soledad, la amenaza, el miedo y la incertidumbre han estado a flor de piel.
En la vida hay dos alternativas: aquellas cosas que no dependen de uno, las cuales suceden a nuestro pesar y; aquellas, que dependen de uno y de nuestras propias decisiones. Bueno pongamos atención en aquellas cosas que sí dependen de uno, por ejemplo, la felicidad.
Decía Aristóteles que el fin más elevado de la humanidad es la felicidad.
Y Confucio veía a la religión como la felicidad en éste mundo y en el más allá. Las cosas han cambiado y la humanidad sigue pensando en la felicidad, tal vez, porque sea el bien más preciado o tal vez porque muchos de nosotros no sabemos cómo conseguirla o distinguirla y hemos sido felices sin darnos cuenta.
Hoy sabemos que la felicidad no la da el dinero ni el logro de metas y objetivos ni estar con una mujer o con un hombre, estas circunstancias solo producen bienestar temporal.
Aunque ustedes no lo crean existe la ciencia de la felicidad, Ben Shahar experto en ella, nos sugiere varias acciones para lograr la felicidad y por lo apretado de este escrito solo me referiré a dos: el primero, las relaciones sociales reales, es decir aquellas que construyas con tu pareja, con los hijos, con los amigos fincados en una relación de empatía y simpatía, más allá de las diferencias, pero sobretodo, experimentar el deseo de estar con ellas o ellos.
La segunda, es la gratitud o el reconocimiento. Saber dar las gracias por lo que te ha tocado vivir, por todo lo que tienes y todo lo que eres. Dar las gracias por tus percepciones, tus conocimientos, pero, sobre todo, tenerlos bien afinadas, para no perderte de los detalles que nos ofrece la vida.
Ese es mi humilde regalo para ti esta ¡Navidad! Gracias por permitirme compartir estas líneas.
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